Desarrollo del Lenguaje en
niños
Dr. C. George Boeree
Traducción al Español: Claudio Fuenzalida
El lenguaje es una de las cosas más impresionantes de la que
somos capaces. Puede incluso ser que nosotros – Homo sapiens – seamos
las únicas criaturas del planeta en poseerlo. Sólo los
delfines muestran indicios de lenguaje, aunque todavía
seamos incapaces de entenderlos.
Nosotros parecemos hechos para hablar y entender el lenguaje. Las
áreas especializadas del cerebro tales como el área de
Broca y de Wernicke, sugieren que la genética nos provee con, al
menos, las fundaciones neurológicas para el lenguaje.
La lingüística es, por supuesto, un tema en sí
mismo, pero se entrecruza un tanto con la psicología,
especialmente con respecto al desarrollo del lenguaje en niños.
La habilidad que tienen los niños de aprender un lenguaje – e
incluso 2 ó 3 lenguajes simultáneamente – es uno de los
indicadores que existe algo especial en nuestros cerebros a esa edad.
Todo comienza en la infancia. Desde el nacimiento hasta alrededor de
los 6 meses, los bebés emiten muchos ruidos; chillan,
gruñen, gritan, y emiten arrullos. Arrullar es
básicamente la producción que más tarde se
convertirá en vocales.
Desde los 6 meses hasta aproximadamente los 10 meses, producen sonidos
más complicados llamados balbuceos. Primero, practican sus
vocales con mayor precisión, comenzando - los bebés que
hablarán Inglés - con las vocales abiertas, posteriores,
mientras trabajan las vocales frontales cerradas. Las primeras
consonantes son la h, m y b, las cuales pueden ser combinadas con las
vocales para producir silabas. Pronto agregan la p, t, d, n, w, f y v.
Un poco más tarde, agregan la k, g y ng.
Luego comienzan a agregar la s y la z. Les toma un poco más de
tiempo reproducir la sh, ch, j y la th. Los últimos sonidos son
la l y r. Por esto es que los escuchas pronunciando las palabras del
extraño modo en que lo hacen. Pero ten en mente que ellos pueden
percibir mucho más de lo que pueden pronunciar. Puede que no
sean capaces de decir ciertas palabras, ¡pero no tolerarán
que tú las pronuncies mal! Una de mis hijas, por ejemplo, usaba
la silaba yã (con una a nasal) para decir “shoe” (zapato),
“sock” (calcetín) e incluso “chair” (silla) – pero
entendía bastante bien la diferencia.
Las madres (y padres) juegan un rol importante en la formación
del lenguaje de los niños. Aunque estemos de alguna forma
“programados” para hablar un lenguaje, necesitamos aprender un lenguaje
específico de la gente que nos rodea. Las madres generalmente
adaptan su lenguaje al nivel del lenguaje de los niños. Esto es
llamado habla materna; se ha encontrado prácticamente en todas
las culturas del planeta, y tiene ciertas características
comunes: las oraciones son muy cortas, hay un montón de
repetición y redundancia, hay una cualidad de “cantito”, y
contiene muchas palabras especiales de bebé; también va
de acuerdo al contexto de las cosas inmediatas que están
alrededor, con referencia constante a cosas cercanas y actividades que
están sucediendo en el aquí y ahora.
Este habla materna a menudo involucra un sutil moldeamiento llamado
proto-conversación. Las madres incluso involucran a los
bebés que hacen un poco más que simple balbuceo en
proto-conversaciones:
Madre |
Bebé (de un año) |
¡Mira! (captando la
atención del infante) |
(el bebé toca el dibujo) |
¿Qué son estos?
(pregunta) |
(el bebé balbucea,
sonríe) |
Sí, son perritos!
(nombrando el objeto) |
(el bebé vocaliza,
sonríe, mira a la madre) |
(la madre sonríe)
¡Sí, perritos! (repetición)
|
(el bebé vocaliza,
sonríe) |
(risa) ¡Si! (dando
retroalimentación) |
(el bebé sonríe) |
Las madres también hacen preguntas como “¿dónde
está?”. Cualquier respuesta es recompensada con alegría.
Por supuesto, la conversación se vuelve más significativa
cuando el bebé puede formar sus propias palabras. Alrededor de
los 10 meses, la mayoría de los bebés entienden entre 5 y
10 palabras; ¡el cuarto de ellos más rápido
entiende hasta 40 palabras!
La fase entre los 12 hasta los 18 meses es conocida como la Etapa de
una palabra. Cada palabra constituye una frase en sí misma.
Alrededor de los 12 meses la mayoría de los bebés pueden
producir 3 ó 4 palabras, y entender entre 30 y 40. De nuevo, hay
bebés que entienden, e incluso pueden usar hasta 80 palabras. A
los 14 meses, el número de palabras que se entiende salta de 50
a 100. A los 18 meses, la mayoría de los niños y
niñas pueden producir de 25 a 50 palabras, y entender cientos de
ellas.
Dos características de esta etapa son la sobre-extensión
y la sub-extensión. Por ejemplo, la palabra “gorro” puede
significar cualquier cosa que pueda ser puesta sobre la cabeza, o
“papá” la pueden aplicar a cualquier hombre. Por otro lado,
algunas veces los niños usan la sub-extensión, lo que
significa que usan una palabra general para decir algo muy
específico. Por ejemplo, “baba” puede significar “MI mamadera” y
sólo Mi mamadera, y “tatos” puede significar “MIS zapatos” y los
de nadie más.
Existen ciertas palabras comunes que aparecen en el vocabulario
más temprano de la mayoría de los niños. Por
ejemplo, mamá, papá, guagua, perro, leche, jugo, auto,
hola, chao, etc. Existen también palabras únicas, a veces
inventadas por el niño, llamadas idiolectos. Los gemelos a veces
inventan docenas de palabras entre ellos que nadie más puede
entender.
Entre los 18 y los 24 meses (aproximadamente), vemos los comienzos de
las frases de dos palabras, y el discurso telegráfico. A
continuación vemos algunos ejemplos comunes, que muestran una
variedad de funciones gramáticas formadas por la simple
conjunción de dos palabras:
Mira, perro
Esa pelota, pelota grande
Zapato mío, zapato papá
Cayó mamadera
Dame pelota
No come (no quiero comer)
Libro allá (pon el libro allá)
Después de los 24 meses, los niños comienzan a usar
construcciones gramaticales de diferente clase, incluyendo, en orden de
desarrollo, el participio usado como verbo (yo caminando),
preposiciones, el plural, verbos en pasado irregular, el posesivo, el
verbo ser y estar, los artículos, verbos en pasado regular, la
tercera persona singular, la formación progresiva de los verbos,
verbos complejos. Nota que la conjugación de algunos verbos
irregulares es aprendida antes que la conjugación de los verbos
regulares.
Este desarrollo no está en lo absoluto restringido a algunas
lenguas, sino que es universal. Por ejemplo, todos los niños
comienzan con frases telegráficas:
Tío limpia auto (El tío está limpiando su auto)
Obachan atchi itta (Obachan ga atchi e
itta, "mi tía se fue por allá," en Japonés)
Los artículos (en los idiomas que usan artículos) se
aprenden como una primera idea general, y sólo son refinados
después:
uh = a, the (en Inglés: see uh
car?)
uh = un, une, le, la (en Francés)
duh = die, der, das, etc. (en Aleman)
El genero gramatical tampoco es algo fácil de aprender en las
lenguas que lo usan (Castellano,Francés, Alemán), en
tanto las palabras masculinas y femeninas (y neutras, en Aleman) son
simplemente un asunto de menorización. La misma dificultad se
aplica a diferentes clases de verbos.
El aspecto (tal como diferenciar entre cosas que son hechas y
finalizadas, y cosas que son hechas repetidamente – el perfecto e
imperfecto) se aprende antes que el tiempo de los verbos (pasado,
presente y futuro). De hecho, el tiempo es bastante difícil de
aprender, aunque los adultos lo demos por sentado.
Parece haber lenguas que son más fáciles de aprender para
los niños, y otras que son más difíciles. Algunas
lenguas (Turco, Húngaro, y Finés, por ejemplo) usan
muchos sufijos para indicar una gran variedad de cualidades
gramaticales y semánticas. Estos sufijos son muy comunes, son
silabas completas, y completamente regulares – y se aprenden
fácil y tempranamente-.
Por otro lado, algunas lenguas (Chino, Indonesio, y hasta cierto grado
el Inglés y Español) prefieren usar palabras cortas
llamadas partículas (ej., la, de, en, etc.). Estas tienden a
aprenderse tarde, porque no tienen un significado propio, y a menudo no
son acentuadas y se pronuncian poco claramente.
Un tercer grupo – en el que se incluye la mayoría de las lenguas
europeas y semíticas – tiene un sistema mixto, incluyendo muchas
terminaciones irregulares y no acentuadas, además de
partículas. Si te acuerdas del esfuerzo que pusiste en memorizar
los artículos del Alemán, o las conjugaciones en
Francés, o las declensiones de los sustantivos en Latín,
te darás cuenta porqué también a los niños
les toma tanto tiempo aprenderlas.
El aprendizaje de una lengua no termina a los 2 años, por
supuesto. Los 3 años son notorios por un fenómeno llamado
sobre-regularización. La mayoría de las lenguas tienen
irregularidades, pero a la edad de los 3 años les encantan las
reglas y extenderán algunas de las irregularidades que
aprendieron a esta edad a otras palabras, por ejemplo, “váyate”
en lugar de “ándate”, o “no cabo” en lugar de “no quepo”. Los
niños de 3 años pueden formar frases de 4 palabras, y
pueden llegar a manejar hasta 1000 palabras.
A la edad de los 4 años, los niños son grandes
preguntones, especialmente en torno a preguntas como dónde,
qué, quién, por qué, cuándo (aprendidas en
ese orden). Pueden manejar oraciones de 5 palabras, y poseer un
vocabulario de 1500 palabras.
A los 5 años, hacen frases de 6 palabras y usan hasta 2000
palabras. Al iniciar la etapa escolar usan hasta 6000 palabras.
¡Los adultos pueden usar 25000 palabras y reconocer hasta 50000!
Una de las batallas más grandes para los niños, es
aprender a leer y escribir. En algunas lenguas, como en Italiano y
Turco, es bastante fácil: las palabras son escritas tal como son
pronunciadas, y viceversa. Otras lenguas -- Sueco y Francés, por
ejemplo – no son tan difíciles, porque existe mucha
consistencia. Pero otras lenguas tienen sistemas de escritura
terriblemente desactualizados. El Inglés es un claro ganador de
esto último entre las lenguas que usan alfabetos occidentales;
se gastan años de educación en lograr que los
niños memoricen una ortografía irracional.
Y luego tenemos lenguas que ni siquiera usan alfabeto: el Chino
requiere años de memorización de largas listas de
símbolos. El Japonés tiene 4 sistemas de escritura que
todos los niños deben aprender: un largo número de
símbolos kanji, adoptado hace siglos del Chino; dos silabarios
diferentes (“alfabetos” basados en sílabas); y el alfabeto
occidental. El Coreano, por otra parte, tiene su propio alfabeto con
una relación perfecta entre símbolo y sonido.
© Copyright 2007, C. George Boeree and Claudio Fuenzalida