La conducta sexual

Dr. C. George Boeree
Departamento de Psicología 
Universidad de Shippensburg

Traducción al castellano: 
Nacho Madrid


     Ah, el sexo. Freud, y muchos otros, sintieron que el sexo era el motivador más importante en la vida humana. Es interesante que muramos sin comida en pocas semanas, sin agua en unos pocos días, y sin aire en unos pocos minutos. No morimos si no practicamos sexo. E incluso, en un esquema biológico de cosas, es la reproducción, no la supervivencia individual, lo que importa. Los animales, incluyendo a nosotros los humanos, están provistos con poderosos instintos que les urgen a practicar sexo, a  veces a costa de sus propias vidas.

      La ciencia del sexo solo tiene cerca de un siglo. El primer personaje importante es Richard von Krafft-Ebing, quien estudio las “desviaciones” sexuales a finales del siglo XIX. Popularizó el término homosexualidad, y luchó por descriminalizarlo. En la parte negativa, él pensaba que las mujeres que tenía un fuerte apetito sexual eran un poco anormales.

      Otro personaje temprano es Henry Havelock Ellis, quien buscó en los aspectos sociales de la sexualidad entre finales del siglo XIX y principios del XX. Es un héroe tanto para la comunidad homosexual como para el movimiento feminista. Él insistió en que la homosexualidad era innata e irreversible, un concepto que alguna gente aun parece no aceptar. Y él tuvo la la audacia de sugerir que las mujeres tienen similares necesidades sexuales y deseos que los hombres.

      A principios de los años 30, un entomólogo de Harvard llamado Alfred Kinsey comenzó a recopilar datos sistemáticamente sobre las prácticas sexuales. El encontró, por ejemplo, que el 90 % de los hombres que entrevistó se masturbaba, que el 85 % tuvo relaciones pre-maritales, y que el 60 % había practicado sexo oral. Esto por supuesto chocó al conservador público americano, el cual había estado en una dura negación respeto a este tipo de cosas.

      Sus estadísticas sobre la homosexualidad fueron incluso más chocantes: encontró que el 37 % de los hombres había tenido al menos una interacción homosexual con resultado de orgasmo, que el 10 % de los hombres habían sido exclusivamente homosexuales durante los últimos tres años, y que el 4 % de los hombre habían sido exclusivamente homosexuales toda su vida. La dirección general de estas estadísticas ha sido apoyada una y otra vez desde entonces.

El Ciclo de Respuesta Sexual

     Fue el famoso equipo formado por Virginia Masters y William Johnson quienes, en los años 60 y 70, nos dieron detalles sobre la mecánica del sexo. Observaron y midieron muchos miles de voluntarios y prostitutas manteniendo relaciones sexuales y masturbándose. Entre los resultados de su trabajo se encuentra el famoso “ciclo de respuesta sexual”:
La excitación implica la contracción de los músculos de la pelvis, la erección del pene, y la lubricación de la vagina. También se produce, por supuesto, una lubricación menos obvia del pene y la erección del clítoris.

La fase de meseta  es menos obvia (muchos investigadores solo la consideran una parte de la excitación). En las mujeres, el tercio exterior de la vagina empieza a cerrarse un 30 %, lo cual parece ser la forma n que la naturaleza se asegura de que el pene (y su producto) se queda donde está el mayor tiempo posible.

El orgasmo es mucho más obvio. Es realmente solo una cuestión de contracciones reflexivas repetidas de una variedad de músculos. En los hombres, incluye la eyaculación. Las mujeres tardan una media de 15 minutos en llegar al orgasmo, lo cual significa que los hombres llegan antes a no ser que presten especial atención a sus parejas en los juegos preliminares.

La resolución es simplemente una cuestión de volver a la normalidad. Hay también algo llamado periodo refractario, el cual es el tiempo que pasa hasta que una persona está preparada para otro asalto sexual. En los hombres jóvenes, puede ser cuestión de minutos. En la mayoría de los hombres, se trata de horas, incluso días. Se ha argumentado que las mujeres no tienen un periodo refractario, pero esto es un mito. Por otra parte, parece que algunas mujeres pueden tener varios orgasmos sucesivos, llamados orgasmos múltiples. De cualquier forma, la mayoría de las mujeres encuentran que las relaciones sexuales continuadas después  de un orgasmo se vuelven incomodas.

Solía existir la idea de que  había dos tipos de orgasmos que las mujeres podían alcanzar – clitorial o vaginal. Los orgasmos clitoriales se logran por el contacto con el clítoris. Los orgasmos vaginales, logrados por una relación sexual completa, fueron considerados mejores, más “maduros”. Sin embargo, desde Masters y Johnson, la mayoría de los sexólogos creen que todos los orgasmos son esencialmente clitoriales. Se debe hacer notar que, aunque el clítoris es el “epicentro” del orgasmo, casi todo el suelo pélvico, incluida la vagina, es bastante sensible a la estimulación.

Otra fuente rica de mitos es el tamaño del pene. Varios estudios han sugerido que el rango normal se encuentra entre 13 y 15 centímetros cuando el pene está erecto. El pene más largo verificado médicamente tenía 34 centímetros y medio. Pero los seres humanos no pueden compararse (por decirlo así) con el elefante africano, quien puede ostentar una erección de 150-180 centímetros, o las ballenas, con erecciones de 275 – 305 centímetros y 30 centímetros de diámetro. Si los lectores varones se están sintiendo un poco inferiores, no se desesperen: el pene humano más pequeño en registros médicos es menor de 25 milímetros, totalmente erecto. Al menos no eres él.

Representación de un pene en  Holanda
Actual statue in the Netherlands

Las “desviaciones” no desviadas

     Muchos psicólogos de finales del siglo XIX y principios del XX creyeron que la masturbación daba lugar a todo tipo de desordenes mentales y enfermedades físicas y debía ser parada a cualquier precio. Hoy el consenso es claro: la masturbación no tiene efectos perniciosos de ningún tipo en hombre ni mujeres, chicas o chicos. Lo que se solía llamar “auto-abuso” ahora es referido como “darse placer a sí mismo”. Solo si se vuelve compulsivo puede convertirse en un tema de preocupación.

      Por supuesto, la masturbación no es para nada una desviación: aproximadamente el 60 % de los hombres y el 40 % de las mujeres dicen haberse masturbado en el pasado año. De los hombres de los 18 a los 39, el 28 % lo hacen más de una vez a la semana, el 37 % menos de una vez a la semana y el 35 % nunca. Parece que el 5 % de los hombres y el 11 % de las mujeres afirman no haberse masturbado nunca. Por otra parte, el 53 % de los hombres y el 25 % de las mujeres empiezan a masturbarse entre los 11 y los 13 años. Claramente, tampoco hay nada malo en no masturbarse.  (Janus, S., and Janus, C. The Janus Report on Sexual Behavior. 1993. New York: John Wiley & Sons.  Laumann, E., Gagnon, J.H., Michael, R.T., and Michaels, S. The Social Organization of Sexuality: Sexual Practices in the United States. 1994. Chicago: University of Chicago Press.)

      El sexo oral es también considerado una práctica sexual normal y saludable. El sexo oral practicado a un hombre se llama felación; el realizado a una mujer es llamado cunnilingus. ¾ de los hombres y 2/3 de las mujeres reconocen que ellos disfrutan bastante del sexo oral. El 10 % de los hombres y el 18 % de las mujeres incluso dicen preferir el sexo oral que alcanzar el orgasmo durante el coito (Janus & Janus, 1993). Por otra parte, que no guste el sexo oral es también perfectamente normal y saludable.

      El sexo anal es bastante menos aceptado, y por buenas razones: es doloroso para muchas mujeres, y tiende a estar asociado con un deseo de algunos hombres heterosexuales de dominar a las mujeres. El 10 % de los hombres y el 9 % de las mujeres afirman haber tenido sexo anal en el pasado año (Laumann, Gagnon, Michael, Michaels, 1994). Por otra parte, se estima que el 50 % de los hombres homosexuales practican el sexo anal como una aproximación al sexo vaginal.

      La homosexualidad no es considerada una patología hoy en día. Parece que hay y siempre ha habido una proporción de población humana que se siente sexualmente atraída por parejas del mismo sexo, y que esto es más una variación innata que una cuestión de elección.

Sexo y adolescentes

     A pesar de que la habilidad de alcanzar el orgasmo es un proceso neurológico presente en el nacimiento, la reproducción solo ocurre después de  los preparativos hormonales que suceden tras la pubertad. Así, mientras que muchos escolares se interesan por el sexo opuesto y pueden incluso implicarse en versiones infantiles de la actividad sexual (masturbación o “jugar a los médicos”, por ejemplo), es en la adolescencia cuando la sexualidad se convierte en un tema real.

      La edad media del primer coito en los EEUU es de 16.6 para los chicos y 17.2 para las chicas. Aquí vemos unos datos más detallados (NCHS, 1995):

Edad de la Primera Relación Sexual
          Hombres                       Mujeres
27% antes de los 15        25% antes de los 15
45% antes de los 16        39% antes de los 16
59% antes de los 17        52% antes de los 17
69% antes de los 18        65% antes de los 18
85% antes de los 19        77% antes de los 19

De acuerdo a otro estudio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades:

  1. El 87.8 % de todos los estudiantes de instituto señalaban haber tenido relaciones sexuales.
  2. El 50.4 % de los estudiantes de instituto informaban haber tenido cuatro o más parejas sexuales.
  3. El 45.9 % de los estudiantes de instituto sexualmente activos decían haber usado un preservativo durante su última relación sexual.
  4. El 14.1. % de los estudiantes de instituto sexualmente activos informaron haber usado anticonceptivos durante su última relación sexual.
  5. El 40,1 % de los estudiantes de instituto sexualmente activos dijeron haber usado alcohol o drogas durante su última relación sexua
 (Center for Disease Control and Prevention. National Alternative High School Youth Risk Behavior Survey. 1998.)

      Entre los naciones industrializadas occidentales, solo Rusia y Estonia (las cuales están sufriendo confusión social a causa de la disolución de la unión soviética) tienen más embarazos y abortos adolescentes que los Estados Unidos. Aproximadamente un millón de adolescentes – el 10 % de las chicas entre 15 y 19 años – queda embarazada cada año en los EEUU. Si se elimina a las chicas que son vírgenes, el 19 % de todas las chicas que han tenido relaciones sexuales se queda embarazada. (Teenage pregnancy: overall trends and state-by-state information. 1999. Alan Guttmacher Institute. New York: AGI.)

      La mayoría de las personas que estudian estos temas están de acuerdo en que, además de unos medios de comunicación cargados de contenidos sexuales, están las actitudes conservadoras hacia la educación sexual que son a las primeras que hay que culpar: EEUU es uno de los pocos países en el mundo que rutinariamente intenta promover la abstinencia mientras que asiduamente evita hacer referencia a otras formas de evitar el embarazo y la enfermedad. Uno de nuestros inspectores jefe de sanidad fue obligado a dimitir por el imperdonable pecado de sugerir que deberíamos hacer entender a nuestros estudiantes de instituto que la masturbación es una sana alternativa a las relaciones sexuales.

      No hace mucho, el presidente Clinton fue censurado por el congreso de los EEUU por mentir bajo juramento sobre sus relaciones con una becaria de la Casa Blanca. El alegó que cuando dijo que el no había tenido relaciones sexuales con ella, el solo decía la verdad: no consideraba el sexo oral como relaciones sexuales. La mayoría de las personas quedaron atónitas ante la ignorancia de esa defensa.

      Desafortunadamente, ha salido a la luz que una gran proporción de universitarios sureños de 1º y 2º curso (entre otros) piensan lo mismo. El 37 % pensaba que el sexo oral es de hecho abstinencia sexual. Además, el 24 % tenía la misma impresión sobre el sexo anal, y un 61 % pensaba así sobre la masturbación mutua.  (Horan PF, Phillips J and Hagan NE, The meaning of abstinence for college students, Journal of HIV/AIDS Prevention & Education for Adolescents & Children, 1998, 2(2):51-66.  Reported in Remez, Lisa.  Oral Sex Among Adolescents: Is It Sex or Is It Abstinence? Family Planning Perspectives Volume 32, Number 6, November/December 2000, disponible en http://www.agi-usa.org/pubs/journals/3229800.html#50a.

      En los institutos de Los Angeles se encontró que el 30 % de l@s vírgenes practicaban masturbación mutua, el 10 % de l@s vírgenes practicaba sexo oral, y solo un 1 % realizaba sexo anal. ¡Aparentemente, se puede practicar sexo y seguir siendo virgen! (Schuster MA, Bell RM and Kanouse DE, The sexual practices of adolescent virgins: Genital sexual activities of high school students who have never had vaginal intercourse, American Journal of Public Health, 1996, 86(11):1570-1576.  Reported in Remez, 2000)

      Mientras que la abstinencia sexual y la monogamia se enseñan a nuestros adolescentes, parece que los adultos tienen problemas con estos conceptos. Aquí vemos algunas estadísticas interesantes sobre los adultos:

Número de parejas sexuales desde los 18 años
                        Hombres       Mujeres
Ninguna             3%        3%
Una                  20 %       31 %
De 2 a 4           21 %       36 %
De 5 a 10         23 %       20 %
De 11 a 20       16 %         6 %
21 o más          17 %         3 %
(Laumann, Gagnon, Michael, Michaels, 1994).

    Se vuelve considerablemente mejor para la gente casada. Cerca del 80 % de las mujeres y entre el 65 y el 85 % de los hombres aseguran que no han tenido parejas sexuales diferentes a sus espos@s desde que se casaron. El 94 % de los hombres y mujeres casados aseguran haber tenido sexo solo con sus espos@s durante el pasado año. Pero el 5 % tuvieron al menos una pareja diferente de su espos@ , con un 1 % que asegura haber tenido más de 4 parejas distintas (Laumann, Gagnon, Michael, Michaels, 1994).