Dr. C. George Boeree
Departamento de Psicología
Universidad de Shippensburg
Traducción al castellano:
Nacho Madrid
El dolor es una percepción, y como cualquier percepción, está enraizada en la sensación, y a un nivel biológico, en la estimulación de las neuronas receptoras. También como otras formas de percepción, el dolor es algunas veces experimentado cuando no existe la correspondiente base biológica.
Nociceptores
En la piel y otros tejidos del cuerpo, existen neuronas sensitivas
especiales llamadas nociceptores. Esas neuronas
traducen ciertos estímulos en potenciales de acción que
son luego transmitidos a zonas más centrales del sistema
nervioso, como el cerebro. Hay cuatro clases de nociceptores:
Los nociceptores termales son sensibles a temperaturas altas o bajas
Los nociceptores mecánicos responden a una presión fuerte en la piel que se produce con cortes y golpes. Estos receptores responden rápido, y a menudo provocan reflejos de protección.
Los nociceptores polimodales pueden ser excitados por una presión fuerte, por el calor o el frió, y también por estimulación química.
Los nociceptores silenciosos permanecen callados – de ahí su nombre - pero se vuelven más sensibles a la estimulación cuando hay una inflamación alrededor de ellos.
Cuando hay un daño importante en el tejido, varias sustancias químicas son liberadas en el área que rodea a los nociceptores. Esto produce lo que se llama “sopa inflamatoria”, una mezcla acida que estimula y sensibiliza los nociceptores en un estado llamado hiperalgesia (del griego, “gran dolor”).
Las prostaglandinas son liberadas por las células dañadas.
El potasio es liberado por las células dañadas.
La serotonina es liberada por las plaquetas sanguíneas.
La bradiquinina es liberada por el plasma sanguíneo.
La histamina es liberada por los mastocitos.
Además de todo esto, los nociceptores liberan por sí mismos “sustancia P”, la cual causa que los mastocitos liberen histamina, la cual a su vez estimula los nociceptores.
La histamina es interesante ya que, cuando estimula los nociceptores, se experimenta como un picor en lugar de dolor. No se sabe por qué. Usamos antihistamínicos, por supuesto, “para eliminar el picor”.
Hay tejidos que contienen nociceptores que no llevan al dolor. En los pulmones, por ejemplo, hay “receptores del dolor” que provocan la tos, pero no hacen que sintamos dolor.
Una de las sustancia químicas asociadas al dolor que en realidad proviene de fuera de nuestra piel es la capsaicina. Esta es la sustancia que hace que las guindillas sean tan picantes.
Transmisión hacia arriba
Los nervios que llevan mensajes desde los nociceptores por la médula espinal siguen diferentes tractos. La mayoría van hacia el tálamo, donde son distribuidos a varios centros superiores. Algunos van también hacia la formación reticular (la cual, entre otras cosas, gobierna el estado de alerta) y hacia la amígdala (una parte del sistema límbico implicada en la emoción).
El dolor referido, como el dolor que algunas veces siente la gente en los brazos y hombros cuando están sufriendo una ataque al corazón, es debido a la forma en que los nervios se juntan en la médula espinal. El cerebro algunas veces pierde el rastro de donde viene el dolor.
La teoría de la compuerta está basada en la idea de confusión de las señales neurales. Parece que cierta estimulación no dolorosa pueden en algunos casos interferir con la experiencia del dolor. Esta es la explicación que subyace a fenómenos como los beneficios de frotar una zona dolorosa, el uso de compresas frías o calientes, la acupuntura o acupresión y la estimulación eléctrica transcutanea.
Hay personas que han tenido un daño en alguna parte de estos tractos, a menudo después de un golpe, y que sienten un hormigueo o quemazón que se agrava al tocar la zona. Otras personas tienen un daño más arriba en el cerebro que les lleva a sentir un dolor como cualquier otro, pero que elimina las conexiones a los centro emocionales. Ellos sienten dolor, pero no lo sufren.
El dolor fantasma - el dolor que los amputados sienten a veces en el mismo miembro que han perdido – es debido al hecho de que, cuando los nociceptores están dañados o ausentes, las neuronas de la médula espinal que transmiten los mensajes de dolor a veces se vuelven hiperactivas. Es por ello que el cerebro recibe mensajes de dolor desde donde no ha quedado ningún tejido.
En el cerebro y la médula espinal, hay ciertas sustancias químicas llamadas opiáceos, o más específicamente encefalina, endorfina y dinorfina. Estos opiáceos, como su nombre indica, son los equivalentes en el cuerpo del opio y sus derivados la morfina y la heroína. Cuando son liberados en las sinapsis, disminuyen los niveles de dolor transmitido, exactamente igual que la heroína.
Realmente existe una variedad de cosas que disminuyen la experiencia de dolor: marihuana, la leche maternal (para los recién nacidos, por supuesto), el embarazo, el ejercicio, el dolor y la conmoción, la agresión y la diabetes. Una experiencia reducida de dolor se llama, lógicamente, hipoalgesia.
Y hay gente que ha nacido con una inhabilidad genética para sentir dolor en absoluto. Es muy raro, y a priori puede parecer una bendición. Pero el porcentaje de muerte temprana es muy alta en estas personas, normalmente porque heridas a las que las personas normales prestarían atención (heridas pequeñas, como un esguince) son ignoradas y desarrollan serios problemas posteriormente. Ha habido gente con apendicitis que murieron simplemente porque no se dieron cuenta.
Por supuesto, esta es la razón por la cual el dolor ha evolucionado tal y como es: nos alerta para que nos sentemos, descansemos, atendamos a una herida, evitemos cosas que causan dolor, entre otras cosas. Por otra parte, el dolor no es siempre útil. El paciente de cáncer conoce su enfermedad y está cuidando de ello. El a menudo insoportable dolor es totalmente innecesario, y debemos hacer lo que podamos por deshacernos de él.