Imagenes de The Virtual Hospital
(los errores de etiquetado son culpa nuestra)
Dr. C. George Boeree
Departamento de Psicología
Universidad de Shippensburg
Traducción al castellano:
Nacho Madrid
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Antes del siglo XX, había solo una forma de ver el cerebro: Abrir el cráneo. Por supuesto, con la asistencia de un artista médico talentoso o, más tarde, un buen fotógrafo, esto nos proporcionaba una visión particularmente buena. ¡De cualquier forma, la mayoría de las veces se requería un paciente muerto! Afortunadamente, ahora tenemos ciertas técnicas de imagen que nos permiten ver lo que esta sucediendo dentro del cerebro de un ser humano viviente.
Los rayos-x fueron la primera cosa que se usó para mirar el cerebro humano. Aunque algunos detalles son visibles, la naturaleza del cerebro es tal que no es particularmente un buen sujeto para los rayos X. El escáner TC (tomografía computerizada) o escáner TAC implica tomar una gran serie de rayos x desde diversos ángulos, y luego combinarlos en una imagen de tres dimensiones en el ordenador. La imagen puede ser visualizada y manipulada en una pantalla de ordenador.
El escáner TEP (tomografía por emisión de positrones) trabaja así: El doctor inyecta glucosa radioactiva (agua azucarada) en el torrente sanguíneo del paciente. El mecanismo entonces detecta el nivel de actividad relativo – esto es, el uso de glucosa – de diferentes áreas del cerebro. El ordenador genera una imagen que permite al investigador determinar cuales partes del cerebro están más activas cuando realizamos varias operaciones mentales, ya sea mirar a algo, contar mentalmente, imaginar algo, o escuchar música.
El IRM (imagines por resonancia
magnética) funciona así: creas un campo magnético
fuerte que corre a través de la persona desde la cabeza a los
pies. Esto causa que los átomos de hidrógeno que
están girando en el cuerpo de la persona se alineen con el campo
magnético. Entonces envías un pulso de radio a una
frecuencia especial que causa que los protones de hidrogeno giren en
una dirección diferente. Cuando se apaga el pulso de radio, los
protones vuelven a su alineamiento con el campo magnético, y
liberan la energía extra que han tomado del pulso de radio. Esa
energía se detecta por la misma bobina que emitió el
pulso, actuando ahora como una antena en tres dimensiones. Puesto que
los diferentes tejidos tienen diferente cantidad de hidrógeno
relativo en ellos, dan una diferente densidad de señales de
energía, las cuales el ordenador organiza en una imagen
detallada en tres dimensiones. Esta imagen es casi tan detallada como
una fotografía anatómica.