Dr. C. George Boeree
Departamento de Psicología
Universidad de Shippensburg
Traducción al castellano:
Nacho Madrid
El lenguaje es una de las cosas más increíbles que somos capaces de hacer. Incluso sería posible que los homo sapiens fuésemos la única criatura en el planeta que tengamos esta capacidad. Solo los delfines muestran indicios de lenguaje, aunque somos aun incapaces de comprenderlo.
Parecemos hechos para hablar y comprender el lenguaje. Las áreas especializadas del cerebro como las áreas de Broca y Wernicke, sugieren que la genética nos provee con, al menos, los fundamentos neurológicos del lenguaje.
La lingüística es, por supuesto, una materia distinta, pero se sobrepone con la psicología un poco, especialmente en lo que se refiere al desarrollo del lenguaje en bebés y niños. La habilidad que tienen los niños pequeños para aprender el lenguaje – o incluso dos o tres lenguajes simultáneamente – es uno de los indicativos de que hay algo especial en nuestro cerebro a esas edades.
Todo comienza en la infancia. Desde el nacimiento hasta los 6 meses, los bebes hacen gran cantidad de ruido. Ellos chillan, gruñen, rugen y gritan. También arrullan, lo que posteriormente se convertirá en vocales.
De los 6 meses hasta los 10 meses, producen sonidos más complicados llamados balbuceos. Las primeras consonantes pueden ser combinadas con las vocales para hacer sílabas. Pronto, añaden otras consonantes.
Los padres juegan un papel importante en formar el lenguaje de los niños. Incluso estando preprogramados en cierta forma para usar el lenguaje, necesitamos aprender un lenguaje específico de la gente que nos rodea. Las madres típicamente ajustan su habla para ajustarse al nivel del niño. Este lenguaje se llama “motherese”. Se encuentra en prácticamente en todas las culturas del planeta, y tiene ciertas características comunes: Las frases son muy cortas, hay mucha repetición y redundancia, hay una cualidad melodiosa, y contiene muchas palabras especiales de bebé. Está también incrustada en el contexto de los alrededores, con constantes referencias a cosas cercanas y actividades que se están produciendo.
Motherese a menudo incluye una forma delicada llamada protoconversación:
Madre | Niño (un año) |
Mira! (llama la atención del niño) | (el niño toca el dibujo) |
¿Qué es esto? (pregunta) | (el niño balbucea, sonríe) |
Si, son perritos! (nombrando el objeto) | (el niño vocaliza, sonríe, mira a su madre) |
(mama ríe) Si, perritos! (repitiendo) | (el niño aliza, sonríe) |
(risas) Si! (dándole feedback) | (el niño ríe) |
Mamá también hace preguntas como “donde está?” y “que está haciendo?”. Cualquier respuesta es recompensada con felicidad! Por supuesto, la conversación se vuelve más significativa cuando el niño puede realmente formar sus propias palabras. A los 10 meses, la mayoría de los niños comprenden entre 5 y 10 palabras. Solo ¼ de ellos llegan a las 40 palabras!
De los 12 a los 18 meses (más o menos) se llama la etapa de una palabra (o holofrásica). Cada palabra constituye una frase por sí misma. A los 12 meses, la mayoría de los niños pueden producir 3 o 4 palabras, y comprender entre 30 y 40. Otra vez, hay algunos niños que comprenden e incluso usan hasta 80! A los 14 meses, el número de palabras comprendidas salta a 50-100, e incluso el ¼ más lento sabe 20-50. A los 18 meses, la mayoría de los niños puede producir 25-50 palabras por sí mismos, y comprender cientos de ellas.
Dos características de esta etapa son las sobreextensiones y las infraextensiones. Por ejemplo, la palabra “sombrero” puede significar casi cualquier cosa que alguien lleve sobre su cabeza, un “perrito” se aplica a casi cualquier animal, y “papi” (algo que avergüenza a las mujeres de todo el mundo) puede aplicarse a cualquier hombre. Por otra parte, algunas veces los niños usan la infraextensión, en las que usan una palabra general para aplicarla una cosa específica. Por ejemplo, “bibi” puede significar MI biberón y solo mi biberón, y “papes” puede significar MIS zapatos y solo esos.
Hay ciertas palabras comunes que se muestran en la mayoría de los vocabularios infantiles. En inglés, incluyen mama, papa, bebe, perrito, gatito, patito, leche, galleta, zumo, muñeca, coche, oreja, ojo, nariz, hola, adiós, no, ve, abajo, y arriba. También hay palabras únicas, a veces inventadas por los niños, llamadas idiolectos, Los gemelos idénticos a veces inventan docenas de palabras entre ellos que ningún otro puede comprender.
Entre los 18 y 24 meses (aproximadamente), vemos el comienzo de frases de dos palabras, y del habla telegráfica. Aquí hay algunos ejemplos comunes, mostrando una variedad de funciones gramaticales, creadas por la simple conjunción de dos palabras:
Mira perrito, hola leche
Esa pelota, gran pelota
Zapato papa (por ejemplo, zapato de papa), zapato nene (p. ej. mi
zapato)
Más galleta, más canción
dos zapato, ninguno zumo (números y cantidades)
mama sienta, Eva lee (“frases” de sujeto-verbo)
dame pelota, quiero mas (hacer peticiones)
no cama, no mojado (negación)
mama calcetín (“frases” de sujeto-objeto, p. ej. mama coge mi
calcetín)
poner libro (“frases” verbo-objeto, p. ej. pon el libro aquí)
Después de los 24 meses, los niños comienzan a usar
construcciones gramaticales de varios tipos: participios usados como
verbos, preposiciones, plurales, verbos en forma pasada irregular,
posesivos, ,el verbo ser / estar, artículos ... Es interesante
ver que las formas verbales irregular simples se aprenden antes que las
regulares.
Esto no está en ninguna forma restringido al inglés o a cualquier otro lenguaje: son universales. Por ejemplo, todos los niños comienzan con frases telegráficas:
Hombre limpia coche (El hombre está
limpiando el coche)
Obachan atchi itta (Obachan ga atchi e itta, "mi tío fue por
ahí”, en Japonés)
Los artículos (en los lenguajes que los usan) son aprendido como una idea general al principio, y solo se refinan más adelante:
Uh = a, the (inglés)
Uh = un, une, le, la en Francés
Duh = die, der, das, etc. En Alemán
Los géneros gramaticales no son una cosa fácil de aprender. Las palabras masculinas y femeninas en francés y las palabras masculinas, femeninas y neutras del alemán son solo una cuestión de memorización. La misma dificultad se aplica a las diferentes clases de verbos.
El aspecto (como diferenciar entre cosas que se hacen solo una vez y cosas que se hacen repetidamente – el perfecto y el imperfecto) se aprende antes que el tiempo (pasado-presente-futuro). El tiempo verbal es realmente muy difícil, aunque como adultos lo demos por sentado.
Parece haber lenguajes que son más fácil para los niños aprender, y otros que son más difíciles: algunos lenguajes (turco, húngaro y finés, por ejemplo) usan muchos sufijos para indicar una variedad de cualidades gramaticales y semánticas. Estos sufijos son sílabas muy comunes, y completas y totalmente regulares, y se aprenden pronto y fácil.
Por otra parte, algunos lenguajes (p. ej. El chino, el indonesio y en cierta forma el inglés) prefieren usar pequeñas palabras llamadas partículas (p. ej. el, de, en, y, etc.), Estas tienden a ser aprendidas más tarde, porque no tienen significado por sí mismas y son a menudo sin acento y pronunciadas sin claridad. Fíjese por ejemplo, que “de” y “el” se suele juntar en “del”.
Un tercer grupo – que contiene la mayoría de los lenguajes europeos y semíticos – tiene un sistema mixto, incluyendo muchas partículas y finales irregulares y sin acento. Si recuerdas los esfuerzos para acordarte del artículos alemán, las conjugaciones españolas o las declinaciones de los nombres del latín, se dará cuenta por qué los niños pasan un mal rato aprendiendo estas cosas también.
El aprendizaje del lenguaje no termina a los dos años, por supuesto. Los tres años de edad son importantes para algo llamado sobre-regularización. La mayoría de los lenguajes tienen irregularidades, pero a los niños de tres años de edad les encantan las reglas y se saltarán algunas de las irregularidades que aprendieron cuando eran más pequeños, p. ej. “yo cabo” por “yo quepo”. Los niños de tres años pueden hablar en frases de cuatro palabras y pueden usar 1000 palabras.
Con cuatro años, son grandes preguntones, y comienzan a usar muchas palabras del tipo de donde, qué, quién, por qué, cuando (aprendidas en ese orden). Pueden manejar frases de cinco palabras, y pueden tener un vocabulario de 1500 palabras.
Los niños de cinco años usan frases de seis palabras (con oraciones, no menos), y usan al menos 2000 palabras. Los de seis años usan hasta 6000 palabras. Y los adultos pueden usar hasta 25.000 palabras y reconocer hasta 50.0000.
Uno de los más grandes obstáculos para los niños es aprender a leer y escribir. En algunos lenguajes, como el italiano o el turco, es fácil: las palabras se escriben como se pronuncian, y se pronuncian como se escriben. Otros lenguajes – el sueco o el francés – no son demasiado difíciles, porque hay mucha consistencia. Pero otros lenguajes tienen sistemas de pronunciación terriblemente desfasados. El inglés es un claro ganador entre los usuarios de alfabeto occidental. Pasan años de educación en conseguir que los niños memoricen pronunciaciones irracionales. En Italia, por otra parte, la pronunciación no se reconoce como materia escolar, y los concursos de deletreo serían ridículos.
Y por último hay lenguajes que no usan alfabetos: el Chino requiere años de memorización de largas listas de símbolos. El japonés realmente tiene cuatro sistemas que todos los niños necesitan aprender: un gran número de símbolos kanji, adoptados hace siglos de los chinos; dos silabarios diferentes (alfabetos basados en sílabas); y el alfabeto occidental. Los coreanos, por otra parte, tienen su propio alfabeto con una perfecta relación entre símbolos y sonidos.
© Copyright 2003, C. George Boeree
* (Nota del traductor: En la versión inglesa original de este capítulo se incluyen ejemplos que no son aplicables al castellano. Pueden consultar la fuente original para verlos.)